- El cambio horario de otoño reduce la luz diurna, aumentando los desplazamientos al amanecer y atardecer, momentos de mayor riesgo por deslumbramientos.
- Los accidentes nocturnos, aunque menos frecuentes, son hasta un 50% más graves en carreteras interurbanas debido a la drástica reducción de la capacidad visual.
- Un parabrisas en mal estado, con impactos o sucio, multiplica los peligros al empeorar la visibilidad y aumentar el deslumbramiento con las luces de otros coches.
- Conducir de noche reduce la agudeza visual hasta un 70% y provoca el "efecto túnel", estrechando el campo de visión cuanto mayor es la velocidad.
Con la llegada del otoño y el cambio al horario de invierno, muchos conductores se enfrentan a condiciones de luz cambiantes en sus trayectos habituales. **El 90% de la información** al conducir nos llega por la vista, lo que convierte a la visibilidad en un pilar fundamental de la seguridad vial. Es común encontrarse con el sol de frente a horas diferentes, tanto por la mañana como por la tarde, un factor de riesgo que exige llevar **unas buenas gafas de sol** y saber utilizar los parasoles correctamente.
Los accidentes con víctimas se incrementan de noche casi un 30% en áreas urbanas y un 50% en vías interurbanas, según estudios.
La progresiva reducción de las horas de luz intensifica el tiempo que pasamos conduciendo con poca visibilidad. De noche, la capacidad visual de un conductor se reduce a apenas un **30% de su rendimiento normal**, con una pérdida significativa de la percepción de la profundidad y la capacidad para calcular distancias. Esta "miopía nocturna" se combina con un aumento de la fatiga visual, el lagrimeo y los peligrosos deslumbramientos, que pueden dejar a un conductor sin visión durante segundos críticos.
Mantener el coche en perfecto estado es la primera línea de defensa. Un **sistema de iluminación** correctamente ajustado, unos **limpiaparabrisas** en buen estado y un **parabrisas limpio y sin daños** son cruciales. Un parabrisas con grietas o sucio dispersa la luz y empeora el deslumbramiento, un problema del que a veces no somos conscientes hasta que cambiamos de vehículo. Llevar siempre las **luces diurnas encendidas** mejora la detección de nuestro coche por otros conductores.
Ante un deslumbramiento, no mires directamente a la luz; dirige la vista hacia la línea de la carretera o el borde del arcén para mantener la trayectoria.
La técnica al volante también es clave. Para evitar un deslumbramiento, es fundamental no fijar la vista en los faros del coche contrario o en el sol, y en su lugar, buscar una referencia en el lateral de la calzada. De noche, es útil seguir las luces de los vehículos que nos preceden para anticipar curvas o frenadas. Además, hay que aumentar la **distancia de seguridad** para compensar la reducción del campo de visión y el mayor tiempo de reacción.
En condiciones de lluvia, la visibilidad se complica aún más. "Leer" el asfalto para anticipar charcos y aumentar la distancia de seguridad son prácticas esenciales. Aquí, tecnologías como el **tratamiento repelente de lluvia** de **Carglass** resultan de gran ayuda, ya que hacen que el agua forme perlas que ruedan rápidamente, mejorando la agudeza visual, especialmente de noche. En una situación de peligro, recuerda dirigir siempre la mirada hacia tu punto de escape, ya que el vehículo tenderá a seguirla instintivamente.

