El Rallye Monte-Carlo 2026 impone un límite drástico de solo 60 equipos que podrán tomar la salida.
Los pilotos de los campeonatos WRC, WRC2 y WRC3 tienen prioridad automática, copando la mayoría de plazas.
Los pilotos privados, especialmente con vehículos RC4 y RC5, se enfrentan a un riesgo muy alto de exclusión.
La organización del Rallye Automobile Monte-Carlo ha confirmado una medida que marcará la próxima edición de 2026: un límite máximo de solo 60 equipos admitidos a la salida. Esta cifra, particularmente baja, consolida una tendencia restrictiva de los últimos años y plantea un problema de acceso para muchos competidores.
El reglamento oficial es claro: si el número de solicitudes supera la cuota de 60, será la organización quien decida qué equipos no prioritarios son aceptados, ejerciendo un poder de selección muy significativo. La clasificación de los vehículos se hará según el Artículo 12.4 del reglamento FIA WRC 2026.
El Rallye Monte-Carlo 2026 se anuncia como una edición en la que el desafío comenzará mucho antes de la salida: obtener una plaza.
La situación se complica por el sistema de prioridades. Los equipos inscritos en los campeonatos WRC, WRC2 y WRC3 disfrutan de una prioridad automática de inscripción. Esto significa que ocuparán una gran parte de las 60 plazas disponibles desde el principio, dejando un margen muy reducido para el resto.
Este espacio residual para pilotos privados podría reducirse aún más si, como es habitual, algunos equipos se inscriben en el WRC2 o WRC3 específicamente para poder correr el Monte-Carlo. La categoría "Promotion" está reservada exclusivamente a pilotos privados que nunca han tenido una prioridad FIA (P1, P2, P3 o P4).
El resultado de este estricto cupo es un riesgo de exclusión muy alto para muchos equipos, incluidos numerosos pilotos italianos y de otras nacionalidades que compiten con vehículos de las categorías RC4 o RC5. Podrían quedarse fuera a pesar de tener la voluntad, la preparación y los recursos necesarios para afrontar una prueba legendaria.
Esta política de acceso limitado busca, en teoría, elevar el nivel de la competición y garantizar la seguridad y logística de un evento complejo. Sin embargo, también genera controversia, ya que podría empobrecer la participación de los pilotos privados, históricamente considerados el alma romántica y competitiva del Rallye Monte-Carlo.
Una selección durísima que, aunque eleva el nivel de la carrera, arriesga a empobrecer la participación de los privados.
En resumen, la primera gran batalla del Monte-Carlo 2026 no se librará en las heladas carreteras de los Alpes, sino en los despachos de la organización. Conseguir una de las 60 preciadas plazas de salida se perfila como un desafío en sí mismo, casi tan complicado como enfrentarse a las icónicas especiales de la prueba más antigua del calendario mundial.